Esta mañana tuve una reunión con un viejo colega y ahora gran amigo, sobre un nuevo proyecto que vamos a realizar. En el camino, le ofrecí varios escenarios para gestionar la producción del sitio web, y noté algo interesante: Nos íbamos a demorar mucho tiempo produciendo el sitio bajo el modelo de gestión «ideal».
Por otro lado, pienso que un sitio web no debe medirse por su complejidad sino por su relevancia.
De manera que, si bien no es necesaria una documentación extensa para gestionar el proyecto, tampoco debería manejarse intuitivamente, o en otras palabras, apoyado en la experiencia.
Así que creamos un documento sencillo pero concreto, con el cual haremos seguimiento de la producción del sitio, pero me dejó pensando sobre la importancia de balancear la gestión para que el resultado sea productivo.
Cuando somos independientes, la productividad radica en calidad y eficiencia; cuando somos empleados, en justificar los recursos utilizados.
Son dos mundos completamente distintos, cada uno con sus reglas y al final llegando al mismo resultado. Lo que sucede cuando gestionamos proyectos dentro de una empresa, es que debemos justificar por qué se utilizó una cantidad de horas y personas para resolver los componentes del proyecto, y el cliente paga por ello. Cuando somos independientes, apuntamos a optimizar estos recursos para ser competitivos y ofrecer los mismos o mejores resultados, bajo la premisa de ser más «ligeros», por así decirlo. Por eso, para ser productor independiente se necesita bastante experiencia.
Mi recomendación para un cliente que necesite desarrollar un proyecto web, es que comprenda el modelo de trabajo del equipo que va a contratar.
Un sitio web va a presentar los mismos retos técnicos, no importa si trabaja con un freelance, una boutique de diseño o una multinacional; de eso me he dado cuenta a lo largo de los años. La diferencia es que un ajuste puede resolverse en minutos o en días, dependiendo de cuánta gente esté involucrada en su desarrollo, y ahí es donde se divide el modelo de trabajo entre la empresa y el independiente.
Personalmente hago ambas cosas, de ahí mi criterio para reflexionar sobre el tema. Aunque aquí entre nos, «prefiero cambiar un bombillo por mi cuenta, que esperar a un equipo de trabajo para que sostenga la escalera.«