De verdad, me siento agradecido con el universo y la entidad espiritual de su preferencia por la cantidad de reuniones que he tenido en las últimas semanas desde que lancé este sitio web. En serio, gracias.
Y es normal que entre tantas reuniones, surjan situaciones y conclusiones recurrentes. Una de ellas me llamó la atención, cuando conversaba con las dueñas de una fundación enfocada en labor social, y les contaba sobre mis tarifas y en general las razones para contratar un sitio web; la mayoría de las veces, entender la terminología general de producir un sitio web (Nombre de dominio, hosting anual, diseño, programación, etc.) puede ser abrumador para los clientes, y es normal sentirse perdido(a) a la hora de decidir e iniciar con el proyecto.
Y en medio de respuestas y diagnósticos, quise reconfortarlas con un práctico consejo que dice:
«Un sitio web no debe ser un gasto, realmente es una inversión. Antes de iniciar el proyecto, piensen en cómo tienen planeado recuperar lo que van a pagar por este sitio web, y en cuánto tiempo.»
– Santiago Cajiao
Una herramienta digital debe ayudarnos a generar más ingresos, por eso es importante proyectar cómo vamos a percibir estos ingresos a través de ella.
El RDI es mi forma de referirme al Retorno De Inversión
El retorno de inversión es la forma de proyectar cómo va a funcionar nuestra herramienta -para este caso un sitio web- en función de nuestros objetivos de negocio, que esencialmente se traducen en ventas. Tener una idea aproximada de cuántos negocios esperamos tener con lo que vamos a ofrecer en nuestro sitio, combinado con una noción de en cuánto tiempo debería suceder, nos permite saber con claridad si vale la pena invertir en un sitio Web en este momento, o dejarlo para después.
Porque no me interesa convencer a alguien para que me contrate, pero sí confieso que me gusta dejar algunas reflexiones alrededor del poder de los negocios digitales, y retirarme lentamente.
Como mencionaba anteriormente, así como hay clientes que desisten de la idea de hacer un sitio web o buscan opciones más económicas, con otros clientes establecemos relaciones de valor y trabajamos juntos desde hace años, siendo estos últimos negocios rentables hoy en día. La diferencia entre estos dos tipos de cliente radica básicamente en que quienes no piensan en el retorno de inversión, abandonan el sitio al año siguiente para reducir gastos; pero los que proyectaron este retorno estratégicamente, lograron como mínimo recuperar lo que invirtieron en el proyecto, y empezaron a percibir utilidades a través del sitio.
Este tipo de conversaciones, enfocadas en estrategias y necesidades específicas, hacen parte de la capacitación en negocios digitales que ofrezco en mis tarifas y de verdad la recomiendo, porque hay que aceptar que Internet está tan saturada de información, que es importante conocer qué herramientas debemos y podemos utilizar de manera asertiva para desarrollar nuestro negocio.
La magia en Internet no existe.