Todos sabemos, y de alguna manera experimentamos, el gran cambio que la pandemia del 2020 provocó en nuestra forma de vivir y trabajar. Sin embargo, hay muchas cosas que volvieron a «la nueva normalidad» como algunos suelen llamarla, pero otros decidieron aprovechar y conservar los resultados positivos del para entonces formato adaptado de trabajo remoto, y convertirlos en modelos de empresa más eficientes y productivos.
Por otro lado, las redes sociales encontraron una buena oportunidad para extenderse y convertirse en un componente esencial de nuestra cotidianidad. Con algoritmos mucho más precisos, y más herramientas para crear, promover y vender todo tipo de contenidos, las redes sociales nos dan la oportunidad de comercializar toda serie de productos y servicios, desde nuestro perfil.
Los sitios web habían pasado de moda porque las redes sociales hacen prácticamente lo mismo. Ahora, tener un sitio web permite diferenciarnos de los demás, por la misma razón.
Recuerdo hace algunos años, cuando un cliente me contaba que había dejado de invertir en su sitio web porque todo se estaba gestionando por redes sociales. Y es cierto; no necesitamos un sitio web para darnos a conocer o vender nuestros productos y servicios, pero también es cierto que no hay mucha diferencia entre lo que ofrecemos nosotros y otros miles de emprendedores, excepto por sus seguidores y likes en sus publicaciones.
Un sitio web hoy en día es la mejor herramienta para mostrarle a nuestros clientes, que detrás de lo que vendemos hay una marca sólida y una empresa seria. Así solo seamos nosotros con un computador.
Si quieres emprender como independiente y desarrollar un esquema de trabajo remoto, un sitio web es una excelente carta de presentación.
Muchos de nosotros, buscamos la independencia laboral para tener más tiempo y desarrollar más ideas de negocio, otros se cansaron de la vida corporativa, y otros simplemente quieren crear su propio negocio. Sin importar la razón, es mucho más presentable y versátil tener un sitio web, donde podamos contar todo lo que hacemos y queremos hacer, en vez de gestionar múltiples perfiles en redes sociales, o cambiar de identidad todo el tiempo para vender más. Básicamente, un sitio web es el respaldo de nuestro emprendimiento.
Ahora, un sitio web sigue siendo una herramienta como cualquier otra; solo que es más versátil y muchísimo más personal. Como una empresa portátil.
He tenido la oportunidad de conocer dos tipos de empresarios; el tipo corporativo, que me recibe en la oficina de su empresa con un café para contarme sus necesidades de negocio, y el tipo flotante con quien me encuentro por casualidad en una fiesta o en la playa. Ambos empresarios tienen dos cosas en común: Que son los dueños de su propio negocio y que han tenido una facturación saludable, a pesar de los efectos de la pandemia.
La grandísima diferencia entre los dos, es que en el primer caso tuve que ir físicamente a su lugar de trabajo para que el gerente me mostrara su negocio, mientras que en el segundo la playa era quizás su oficina; pero lo más interesante es que pude conocer fácilmente el tipo de empresa y el tamaño del negocio de este CEO de pantalones cortos y gafas de sol, cuando navegué su sitio web.