Este artículo nace de una frase que leí en Facebook el otro día que decía algo como «Ya que las páginas web no sirven, ¿Por qué no trabajar con un funnel de ventas?» Y obviamente, lo primero que se me ocurrió fue responderle y explicarle por qué no puede estar más equivocado; luego recordé que tengo un blog y que hay mejores formas de sustentar puntos de vista que comentando en un post en redes sociales.
Las páginas web básicamente son el alma de la Internet y nunca dejarán de servir. Lo que tiende a cambiar es el enfoque y el propósito de tener un sitio web
Las redes sociales cambiaron por completo la forma en que las personas usamos Internet en la vida diaria, y seguramente quienes nacieron «con Internet y celular» pensarán que un sitio web no es necesario porque las redes sociales y Whatsapp logran hacer lo mismo. Y gratis.
Sin embargo, como el objetivo de los algoritmos de los buscadores y las estrategias de marketing digital es generar utilidades a partir de la popularidad de los contenidos, tarde o temprano los productos y servicios que se ofrecen tienden a parecerse al más popular, con lo cual es cada vez más difícil saber si un producto es mejor que otro, o si me están ofreciendo un producto real o una estafa.
Por eso hoy en día, el propósito de un sitio web es garantizar el respaldo y confianza de la marca que vende el producto o servicio. En otras palabras, si voy a comprar u producto o servicio la página web de la marca me permite comprobar que no me van a tumbar. En el tema de servicios y a manera personal, puedo decir que mi sitio web ha sido la razón por la cual varios clientes me han contratado.
Supongamos que su contenido debe viajar en un vehículo y bajarse en la puerta de su cliente. Entre el bus y el carro, ¿Cuál de los dos deja una mejor impresión? Esa es la diferencia entre un sitio web y todo lo demás.
Esencialmente un sitio web debe demostrar que lo que va a vender proviene de una empresa legítima, y que la calidad del servicio es comprobable.
Yo puedo crear un funnel de ventas y estafar a todo el mundo vendiendo aire (por eso existe todavía tanta desconfianza para comprar por Internet), como también puedo tener un sitio Web que no refleje la calidad de lo que quiero vender, y por ende no me compran. Lo importante aquí es entender que en marketing digital no hay soluciones que no sirvan, pero sí hay combinaciones y enfoques imprecisos que no producen los resultados esperados. Un sitio web, quizás ahora más que nunca, es la herramienta que complementa y respalda todas las actividades que se desarrollan en redes sociales y demás herramientas, con el fin de crear en el cliente la confianza que necesita para comprar.
Un sitio web desde el diseño, los contenidos y su funcionalidad debe responder a una estrategia, por simple que sea.