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Diseñar un sitio web es barato; lo que vale es crear un negocio digital que funcione

Comienza el año y todos los profesionales, independientes o dueños de pequeñas empresas, estamos con toda la energía y actitud para proyectar y hacer crecer nuestro negocio.

El medio de servicios digitales, dada su gran versatilidad y alcance para comunicar productos y servicios, nos permite desarrollar estrategias bastante flexibles (por no decir agresivas) para ganar clientes; pero es esa flexibilidad lo que crea en los clientes (poniéndome en sus zapatos) una gran confusión alrededor de lo que realmente vale hacer un sitio web, y sobre todo si justifica ese precio.

Como mi intención no es cuestionar ni criticar la calidad del trabajo de otros diseñadores y productores digitales, voy a apoyarme en los perros calientes.

Un perro caliente tiene un trasfondo cultural más profundo del que alcanzamos a percibir. Con esta comida rápida pasa algo y es que es un antojo genérico, es decir que si nos da por comernos un perro caliente, básicamente acudimos al primer puesto callejero que satisfaga este impulso.

Ahora bien, todos sabemos que hay perros de perros: Está el combo con gaseosa a la salida de un evento, el tradicional que lleva operando en la misma esquina desde hace 30 años, y el perro gourmet que es 5 o 6 veces más caro que los anteriores.

Vamos a encontrar planes y combos de páginas web y contenido digital ridículamente económicos. ¿Pero a qué precio?

Ahora, miremos el tema de los perros calientes desde la perspectiva de quien los prepara:

  1. El que vende el perro en combo con gaseosa a 5 mil tiene que sacar utilidad; entonces economiza en ingredientes y le apuesta con ese precio a ganar más por el volumen de ventas. Obvio, uno asume las consecuencias al día siguiente sin derecho a reclamar.
  2. El que vende el perro caliente de toda la vida, ya encontró un punto de equilibrio entre calidad y precio que le permite mantenerse en el mercado; pero la forma de preparar perros calientes no evoluciona cada dos años, como sí lo hace un sitio Web. Fácilmente un carrito de perros al frente, con mejores salsas y al mismo precio es un rival de temer.
  3. El que tiene un restaurante especializado en perros calientes invirtió una cantidad de recursos para vender su producto en las grandes ciudades, y su objetivo es dejar claro que después de su perro caliente, cualquier acercamiento a su producto es un solución rápida al antojo, al hambre o al presupuesto.

Para concluir con esta analogía, si los sitios web fueran perros calientes yo soy un Food truck Gourmet.

El marketing digital hoy cuenta con una oferta vasta y diversa de servicios digitales, a cargo de empresas y profesionales de distintas edades y niveles de experiencia. Sin embargo, he notado que la gran mayoría (más de el 95%) siempre ofrece lo mismo: Llegar a más clientes, crear sitios web a la medida o simplemente existir en Internet, lo cual tiene el mismo efecto que comer un perro caliente a la salida del estadio.

Mi objetivo como profesional es crear y potencializar cualquier tipo de negocio en el mundo digital, para lo cual las herramientas como el sitio web, piezas para redes sociales y otros contenidos son la conclusión de definir claramente cómo su producto o servicio podría o debería comportarse en la Web y sobre todo, cómo lograr que sea más rentable que su operación física en el mediano plazo.

De ahí que en ocasiones ganar una licitación o un proyecto Web sea un proceso retador, ya que si nos ponen tres perros calientes en frente, podríamos determinar cuál se ve más sabroso o de mejor calidad a simple vista; pero los sitios web tienen tantos aspectos a evaluar y los clientes suelen se tan ajenos al tema, que seguramente eligen el más barato.

Y a los pocos meses termino yo en mi Web truck construyéndolos de nuevo.